El libro consta de dos poemarios, el primero Un poema para Ivet es el débil esfuerzo de un padre por explicarle a su hija recién nacida cuanto significa para él. Refleja en sus versos cierto pesimismo en contraste con sus expectativas para con ella.

Anteponiendo a un universo hostil el reflejo libertario de su inconsciencia y el abanico infinito de futuro que se desgrana ante su existencia.

El segundo poemario Memorias de la tormenta presenta la vida como una tormenta que castiga y arrastra indefectiblemente al ser humano, víctima de su condición. A caballo entre el existencialismo y la desesperación rutinaria. El poemario, respira únicamente, a través de un manojo de poemas de amor y desamor, que conforman el contrapunto inevitable a la futilidad cotidiana.