Sinopsis de LA REVUELTA
Desde la Génesis de Adán y Eva, la era de Jesús y María Magdalena, hasta nuestras épocas, del amor a la moral vimos la bondad de muchos entrelazando a toda la humanidad, traicionada por la codicia de pocos.
En contra partida: la zaborda del planeta, su pobreza, las enfermedades y dolores sin consuelos, la falta o escasez de alimentos y viviendas, por gran parte debidos a una falta de generosidad social en un mundo capitalista que se olvidó del “plus ultra” después de vilipendiarlo por sus ciudades de oro, sin reparaciones, dejándolo sin apoyo medicinal, nutricional, higiénico, educacional, laboral, y falta de estructuras sociales, empresariales, nacionales … Sin contar las catástrofes naturales y criminales, las guerras.
La falta de recursos no debe ser la culpa, sino la actitud expectante, pasiva de los estados gobernativos que no paran de apretar las cadenas de los trabajadores con el empeño y labor de sus sudores, sus esfuerzos, que mantienen la brasa de las cajas de estados, arrinconados a una vida de sobrevivencia o dureza laboral, aunque la recompensa salarial sea más o menos importante para ciertos y se vea un buen afán, muchos eslabones del ayer que forjaron con rudeza el presente, se ven fuera de la cadena, de esa posibilidad de crecimiento.
Hoy en día, desde el estrecho de Gibraltar al Rio Bravo, los emigrantes ilegales buscan posibilidades laborales, refugios democráticos, a sabiendas que a cuenta de un sólo sueldo de obrero en cualquier país desarrollado económicamente puede verse respaldada toda una familia y estar así fuera de necesidad.
Cabos sueltos de gran valía para los suyos. Actualmente con triterapia, la esperanza de vida de un seropositivo pasó a decenas de años para los residentes en países desarrollados, con seguridad social. ¿Pero cuanta gente morirá en África, Asia o América del Sur por enfermedades sin medicación para los años que vienen? Son más de 30 millones de contaminados sin triterapia.
¿Qué hacer del juramento hipocrático, de los derechos humanos?
¿Por qué no investir aquí como allá, dando la oportunidad de liberación social y económica a cada cual que la requiera?
Con una recaudación de todos los bienes estatales o internacionales en materia de ingresos, avalados para las necesidades mundiales, a beneficio de los indigentes, los necesitados, con retribución a los trabajadores por el esfuerzo de actividad laboral, necesaria a la sociedad, veríamos el alivio de ésta consecuentemente.
Éste es en parte el leitmotiv de esta obra, propugnando por un cierto comunismo capitalizado como pleito a la codicia de los estados gobernativos internacionales frente a la miseria social y los conflictos humanitarios. Además de abordar temas que tratan de la juventud, la moralidad, la criminalidad, el bandidaje, y en gran parte del romanticismo amoroso, el matrimonio…
Alain Yebra nació en París el 6 de agosto de 1975. Su tatarabuelo paterno, un marinero greco-hebraico, llegó a unas colonias de León, España, donde se quedó su descendencia, de orígenes también polacos y bercianos, hasta la guerra civil española: punto de partida de sus antepasados, refugiados políticamente en Francia.
En poesía, su debut se hizo a la adolescencia, sensibilizándose escribiendo desde sus primeras emociones amorosas, y, con el paso del tiempo utilizando, por influencia de música rapera y de revelaciones como los libros de Aimé Césaire, un estilo más cálido y comprometido socialmente.
Hasta el descubrimiento del concepto revelado aquí: “la rima hiperrealista” que ha permitido al autor utilizar este filón hasta ahora desconocido. El concepto increíble le hizo creer en sus capacidades, su futuro, como garante en despertar por lo menos la curiosidad literaria de todo apasionado de poesía.
